​ María Martín Flores

 

Son palabras del presidente de Amnistía Internacional, Alfonso López Borgoñoz, en recuerdo del proverbio chino adoptado por Peter Benenson, fundador de la Organización, hace hoy 50 años, para demostrar que todas las personas son importantes para producir un cambio social al margen de gobiernos y empresas, “ya que en cualquier momento, todos podemos vernos afectados por la privación de nuestros derechos más básicos”.

 

Con motivo de dicha celebración, en desayuno de prensa organizado por el Foro Nueva Economía en Madrid, el presidente ha perfilado la labor que durante todos estos años ha realizado la organización apolítica en defensa de los derechos humanos, resaltando el derecho a la dignidad y la libertad de los presos de conciencia, motivo de la fundación de la organización en la ciudad de Londres surgida a raíz de el artículo publicado por Benenson "Los presos olvidados" en el diario The Observer. La organización cuenta con tres millones de miembros procedentes de 150 países, que ha conseguido el éxito de 3.300 millones de misiones llevadas a cabo por activistas de forma voluntaria. Su financiación depende exclusivamente de los socios e intenta mantener una distancia política que muchas veces resulta incómoda tanto gobiernos como a empresas multinacionales.

 

“Es una pena que tenga que existir una organización como Amnistía Internacional, pero ¿qué sería del mundo si no existiera?”, afirma Ángeles Caso, escritora y activista de la organización. La defensa por la dignidad de las personas que viven en la extrema pobreza es uno de sus grandes retos, así como continuar la lucha por la liberación de los presos de conciencia. Amnistía Internacional también destaca por su batalla contra la pena de muerte. Según Ángeles Caso, durante los 50 años de activismo la presión social de AI ha conseguido que 139 países hayan renunciado a las ejecuciones en cárceles.

 

Otro gran objetivo para la organización es la defensa de las personas víctimas de la violencia, ya sea en conflictos armados, debidos a cuestión de género o a las fuerzas de seguridad del Estado. Esta violencia muchas veces es engendrada desde los propios gobiernos, por lo que AI ve necesaria una presión popular que ponga en evidencia las políticas represivas, como las sucedidas en los países del Norte de África. En mayo del 2012 está previsto que se consiga la firma de un Tratado para la regulación del comercio de armas entre los países exportadores. “Las verdaderas armas de destrucción masiva son las armas ligeras”. Según Borgoñoz, una persona es asesinada por minuto a manos de un arma ligera en el mundo, controladas el 90% por los mismos gobiernos.

 

Por último, el presidente de Amnistía Internacional ha resaltado como objetivo prioritario la defensa de las personas migrantes sin reconocimiento legar en el panorama internacional, unos días después de presentar un informe sobre la discriminación racial de las autoridades españolas. Amnistía Internacional pretende con estos 50 años concienciar a la población civil sobre la importancia de la lucha por los derechos humanos, teniendo como imperativo el crecimiento del movimiento global. “Si las personas no luchamos por la justicia y la libertad nadie lo va a hacer por nosotros”, confirma Borgoñoz.